Zelaya narra golpe de Estado en Honduras ante el ALBA
El domingo por la madrugada las Fuerzas Armadas de Honduras dieron un golpe de Estado, tras entrar por la fuerza en la residencia presidencial, en la capital del país, Tegucigalpa, detener al presidente Manuel Zelaya, y sacarlo del país.
Zelaya, que fue trasladado en un avión militar a Costa Rica, explicó que “A mí me sacaron a la fuerza, me
secuestraron, pero aún aquí (en Nicaragua), sigo siendo el presidente. Mi período termina el próximo año, no en éste”, subrayó Zelaya.
El depuesto presidente narró los acontecimientos que le tocó vivir, ante los presidentes Hugo Chávez (Venezuela), Rafael Correa (Ecuador), Daniel Ortega (Nicaragua) y el canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, en una reunión urgente del ALBA, en Nicaragua.
“Estoy vivo por una gracias de Dios, honestamente se lo digo”, explicó Zelaya, que continúo contando que “Hubo un momento en que las ráfagas de las metralletas que estaban disparándose enfrente nuestro eran tan fuerte y era tanta la violencia y la brutalidad con que invadieron más de 200 elementos mi casa”.
“Me decían: si no suelta el celular, le disparamos. Suelte el celular señor, y todos apuntando sobre mi cara y mi pecho”, continuó Zelaya, que respondió “si traen orden de disparar, disparen, no tengo problema de recibir, de parte de los soldados de mi patria una ofensa más para mi pueblo, porque lo que están haciendo es ofendiendo al pueblo”.
El acontecimiento, sucedido horas antes de la celebración de una consulta popular de reforma constitucional, impulsada por el presidente, y que el Parlamento y el Tribunal Supremo habían declarado ilegal, ha sido observado como un atropello a la democracia desde distintos países latinoamericanos, europeos, y los Estados Unidos, organismos como la OEA, y el bloque del ALBA, reclaman la restitución del presidente Manuel Zelaya en el cargo, y de la democracia.